“la arquitectura es el juego sabio, correcto y
magnífico de los volúmenes reunidos bajo la luz”
Hacia una arquitectura. Le Corbusier
.
...y se hizo la luz.
Este ensayo nace de una frase de Merleau-Ponty, la cual afirma que ”Los colores del campo visual;... forman un sistema ordenado en torno a una dominante que es la iluminación tomada como nivel. Ahora vislumbramos un sentido mas profundo de la organización del campo: no solo son los colores sino también los caracteres geométricos, todos los datos sensoriales y la significación de los objetos, los que forman un sistema”[1].A partir de este planteamiento, se intentara encontrar cierto entendimiento de los presupuestos que nos condujeron a esta posición, pero también a encontrar posibles derivas teóricas en el ámbito estético y mas concretamente en el arquitectónico.
La estructura de la percepción de los objetos en Merleau-Ponty se encuentra compuesta por tres fenómenos interrelacionados: el fenómeno de constancia de los colores, la articulación del conjunto del campo y el fenómeno de la iluminación. Sin embargo, se le concede una fuerte preeminencia al fenómeno de la iluminación sobre los otros, es el elemento con el papel mas determinante dentro de este sistema múltiple, en el sentido que seria el fenómeno que sintetiza la totalidad de la estructura de la percepción objetiva.
Esto se entiende sobre todo por la función que tiene la iluminación dentro de dicha estructura perceptiva; es ella quien guía nuestra mirada al encuentro con el objeto, ella es la “que sabe y ve el objeto”[2], constituye el agente intermediario entre mi mirada y el objeto. De esta manera toda percepción de un objeto de mi parte se encuentra mediada y determinada por el fenómeno de la iluminación y por ello no estamos en contacto directocon el objeto, nos encontramos en un contexto espacial, en un mundo, en donde la iluminación es nuestro medio para acceder al objeto.
A su vez, como correlato, nuestra mirada también se deja guiarpor el espectáculo que presenta la iluminación. La propia situación corporal define la ubicación o la perspectiva perfecta en donde la iluminación, la cosa iluminada y por supuesto nuestro cuerpo se envuelven, se integran, y se establecen entre si. El fenómeno lumínico actúa como el que subordina los otros, pero lo hace de manera natural y neutral, es decir, no se pone del lado del objeto, no se polariza con él en detrimento del sujeto pero tampoco se entrega al perceptor y se niega a la cosa. Se mantiene imparcial y neutra. Esta integración tan natural e intrínseca entre el cuerpo y el sistema de iluminación es de tal grado dice Merleau–Ponty, que el nivel de iluminación tiende a convertirse en un componente neutroque no quita ni pone ningún presupuesto perceptivo ante nuestra mirada, incluso en escenarios tan disímiles como los que se pueden dar ante las cosas iluminadas por luz natural o las iluminadas por luces artificiales.
“Percibimos de acuerdo con la luz”[3]. No es una afirmación tan difícil de comprender, la experiencia misma nos lo deja muy claro, sin embargo, los prejuicios históricos nos ha hecho creer que el asunto de percepción se refiere a una relación directa entre sujeto y objeto, entre conciencia y cosa, y nos ha hecho olvidar nuestra presencia en el mundo, y el hecho que habitamos un espacio con diversos componentes que determinan y mediatizan dicha experiencia perceptiva.
Otro componente de esa estructura perceptiva objetiva es el elemento del campo visual. Para Merleau-Ponty este es agente articulador de la percepción, el que le da sentido al entendimiento del objeto como parte de una totalidad y el que comprende su interacción con los demás componentes del contexto. Del papel del campo visual como fondo donde todo ocurre y de la influencia de la iluminación en la percepción se entiende mas claramente la manera en que podremos hablar de la esenciade los colores dado que entre todos se interrelacionan y se ínterdeterminan constantemente. El entendimiento del fenómeno perceptivo no seria posible si tomáramos cada parte del conjunto por separado y se perdiera la visión de la totalidad del sistema, es por ello que cuando hablamos del campo visual, nos queremos referir a una visión de contexto en donde las cosas y los componentes de ellas interactúan, se mediatizan y se beneficianunas a otras.
El ultimo componente de la estructura perceptiva para Merleau-Ponty es el fenómeno de la constancia de los colores. Aquí de nuevo concurre la iluminación como el elemento que sintetiza la percepción y determina sus otros componentes y por ello la comprensión de los colores para Merleau-Ponty pasa mas por una comprensión de la estructura iluminación-cosa iluminadaque por el análisis de una propiedad intrínseca del objeto, es decir, busca entender que las propiedades de los colores no se encuentran precisa y efectivamente en los objetos como tales, sino en un sistema dual que incluye la iluminación dentro de un entorno espacial, conjunto de campo o mundo donde se sitúa el objeto, y que dicho nivel lumínico varia y altera la composición colorante del la cosa. No existen los colores sino existe la luz, constituyen elementos permeados e imbricados entre si.
Sin embargo, los colores no existen fuera de las cosas, este sistema solo se entiende como una tensión de elementos en donde, de un lado se encuentra la iluminación y del otro el objeto iluminado, pero también viviendodentro de un conjunto de campo, dentro de un contexto que añade mas elementos a la percepción y que dichos elementos también influyen y determinan la percepción del color del objeto de manera tal, que para que dicha estructura iluminación-objeto iluminado tenga lugar “son menester por lo menos dos superficies cuyo poder de reflexión sea diferentes”[4]Es pues, mediante una tensión entre las superficies de los objetos y el nivel lumínico del campo, en la cual los colores varíano se perciben de manera distinta; es decir, un color es un color solo por su contexto, pues no se establece como un propiedad objetiva en si, sino que esta determinada por un sistema múltiple que lo mediatiza y define en función de su iluminación.
Merleau-Ponty lo pone en estos términos: “todo color-quale esta mediatizado por un color función, se determina en relación con un nivel (de iluminación) que es variable. El nivel se establece y con el todos los valores coloreados que de el dependen cuando empezamos a vivir en la atmósfera dominante y redistribuimos sobre los objetos los colores del espectro en función de esta convención fundamental”[5].
De allí que se afirme que los colores no son solo un color, sino que son colores de un objeto y que ese color es distinto dependiendo también de la textura de dicho objeto, es decir, son colores que cumplen una función real en el mundo y hacen parte de un objeto con una geometría, una textura y una magnitud.
Es allí cuando la percepción va mas allá de los colores, incluso mas allá de la forma o la magnitud del objeto y logra ese momento de alta distinción, ese instante de articulación máxima de mis sentidos entre si, donde existe una interrelación de las percepciones y de los caracteres de la cosa que se realizan en ella y constituyen su manera única de ser, de forma que el color tiene que ver con su textura, y su forma con su sonoridad o con su peso; las propiedades individuales de la cosa como tal, están en un plano secundario de la percepción, primero hallamos ese objeto compuesto, interrelacionado y múltiple; su sentido de cosa.
Existe un concepto imperdible en la teoría de la percepción de Merleau-Ponty y se refiere al sentido de unidad del fenómeno perceptivo entre sujeto, mundo y objeto; es decir, Merleau-Ponty no concibe estos como entidades separadas sino correlacionas, interdependientes y conectadas y por ello, la estructura de la percepción del mundo en general esta pasada constantemente por una visión existencial de la percepciónque tiene siempre en cuenta el cuerpo y su inserción en el mundo. Esta visión interdependiente de los objetos, el mundo y el cuerpo (sujeto) en la percepción de todo dato sensorial, se entiende como “un determinado tipo de simbiosis, como una determinada manera que tiene el exterior de invadirnos, como una determinada manera que tenemos de acogerlo, y el recuerdo solo desprende la estructura de la percepción de que ha nacido...las “propiedades” sensibles de una cosa constituyen en conjunto una única cosa, de la misma manera que mi mirada, mi tacto, y todos mis otros sentidos son, en conjunto, las facultades de un único cuerpo integradas en una única acción”[6]
Las derivas estéticas
Como se vio, la percepción de los objetos están determinados por el nivel de iluminación del campo visual, de manera que define y mediatiza la manera en la cual percibo los objetos. Este presupuesto tiene profundas implicaciones estéticas, ya que precisamente ese es su asunto principal: entender la manera en la que los objetos nos afectan, nos interesan, nos mueven, y todo aquello que podemos decir acerca de estas afecciones.
Habíamos dicho que la iluminación determina mi percepción de lo objetos, pero, en cuanto los determina también los puede indeterminar, llenarlos de apariencias que envuelvan la percepción objetiva, la realidad de la cosa. Como se sabe, a las practicas estéticas, en nada les importa hablar de la realidad de las cosas, al contrario; le interesa poner de manifiesto lo poco de realidad que tiene la realidad misma, por eso, mientras a lafenomenología le interesa comprender como se nos da la realidad de la cosa, a la estética quizás le interese mas entender como se dan esas apariencias y como puede llevarlas al máximo de su expresión, como multiplicarlas y ponerlas de manifiesto; en otras palabras, como se indetermina aun mas la percepción de la realidad. Nos encontramos pues, ante dos caminos contrarios, que creo, encuentran un punto de convergencia en el fenómeno de la iluminación, tanto porque este nos permite entender como se puede determinar la realidad objetiva de la cosa, como puede acentuar su misma indeterminación. Mas aun cuando el nivel de iluminación en el campo visual es un elemento indeterminado, variable y fluctuante por excelencia, incluso en contextos locales y puntuales. Hablando de la luz natural por ejemplo, el nivel lumínico general varia según las épocas del año, las hora del día, incluso según el grado de nubosidad presente en al atmósfera. Esta variación anual es mucho mas dramática en los países con estaciones y se acentúa menos en regiones tropicales. Ni hablar de las posibles variaciones presentes en la luz artificial, las cuales dependen de numerosos factores pasando por las potencias lumínicas que se pueden obtener hasta los medios que las producen, sea gas, electricidad o el mismo fuego y las características propias de estos niveles lumínicos.
Sin embargo, esta variabilidad de la iluminación, que como queremos mostrar, determina–indetermina de igual manera la percepción de las cosas no representa un elemento descartable oexcluibledentro de la estructura perceptiva, por el contrario, la iluminación al ser parte del mundo hace parte de una construcción integral, forma una unidad que me es dada como un cierto sentido de naturalidad, es decir, poseo de alguna forma un conocimiento intrínseco en mi del mundo, pero este conocimiento es apenas parcial y relativamente variable. Es ciertamente un estilo como dice Merleau-Ponty por eso mismo, porque no esta totalmente determinado y no es perfectamente exacto.
Ahora, el concepto de lo indeterminado en estética es un tema tan prolijo que bastaría, para continuar con la veta francesa, mencionar solo dos pensadores que se ocupan de esta tema: Lyotard[7]y Deleuze[8]. En ambos, aunque de manera distinta, lo indeterminado configura la condición propiamente contemporánea de las artes y de la estética en general. Nos interesa, por ahora, desde el punto de vista estético, solo mencionar un par de maneras de indeterminación del objeto según su nivel lumínico.
1. los colores:
Como se vio antes, se puede hablar de una constancia de los colores porque existe un nivel de la iluminación mas o menos constante sea bajo el efecto de la luz natural o de la artificial, dado que, los colores son producto de una articulación del binomio iluminación-cosa iluminada. Los colores no están pues en los objetos, aunque estos si posean una esencia o sustancia del color y la iluminación será la encargada de darles su tono local y preciso. Esta variabilidad de los colores de los objetos con respecto al nivel de iluminación que los afecta la entendieron muy claramente los pintores impresionistas. Cuando Monet pinta la torre del parlamento británico en cuatro épocas distintas del año, el régimen de la luz y en general del campo visual en cada época fue tan determinante que los resultados son tremendamente diferentes. No solo varían los colores del edificio del parlamento, sino la atmósfera y el espacio son radicalmente distintos.
La indeterminación de los colores según su nivel lumínico se manifiesta no solo como la puesta en escena de su variabilidad en los objetos como lo hicieron los pintores impresionistas. Existe otra manera de rastrear la indeterminación de los colores y su puesta en escena en el ámbito estético. Es sabido que la percepción de los colores sobre el espacio afecta directamente la sensación del sujeto en términos de sentimiento de amplitud o estrechez, de calidez o frialdad, de claridad u oscuridad. Existe toda una gama de afecciones estéticas que puede emerger con este juego de los componentes lumínico-colorante. Entonces, si la percepción de los colores depende de su nivel lumínico se podría pensar por ejemplo en un espacio que produzca a la vez, sensación de calidez y de frialdad solo con un cambio lumínico. Eso no es otra cosa que los efectos producidos con la iluminaciones dentro las artes escénicas. De igual manera se podría dar la sensación de estreches o amplitud según la carga lumínica que se imprima en las superficies.
2. el espacio:
Este otro universo de indeterminación de parte del nivel lumínico se puede entender mas en el mundo del objeto arquitectónico. No es un secreto el extraordinario poder que tiene el manejo de la iluminación sobre la percepción del objeto arquitectónico, como lo demuestra Le Corbusier en la capilla de Notre Dame du Haut, pero también los arquitectos barrocos y góticos. La invención del vidrio por ejemplo, abrió nuevas fronteras a la arquitectura pero también cerro otras, entre ellas la exploración de la iluminación sobre los volúmenes dispuestos. En este sentido gran parte de la arquitectura moderna pasa por alto este elemento, en favor de una uniformidad lumínica del espacio, de una estandarización de la percepción y la falta de caracterización de los mismos. La arquitectura que no conoció el vidrio es mucho mas consiente del valor de la iluminación en el espacio y de las posibilidades estéticas que esta produce. Existe en la arquitectura y en la escultura barroca una definitiva exageración de la indeterminación que produce la luz sobre las masas. Con ella se busca acercar o alejar volúmenes y materia, aclarar o iluminar fragmentos del objeto para diferenciarlos y ponerlos en el nivel de importancia deseado. Aunque se podrá decir que a pesar que la iluminación intente jugar con los volúmenes aproximando unos y alejando otros, jerarquizando unos y difuminando otros, todo no es mas que una apariencia y que los masas están efectivamente donde están y no donde las percibimos, en la apariencia que exagera la iluminación; sin embargo, no es así; los planos, las masas y los volúmenes están precisamente donde las percibimos, no en otra parte, no donde dice el análisis objetivo del espacio y las percibimos de la manera en que la iluminación nos la muestra. Lejos, cerca, grande, pequeño, arriba, abajo, pesado, ligero.
Habría que hallar que otras maneras de indeterminación que en el objeto pueda ejercer el fenómeno lumínico y concretar sus consecuencias estéticas. Por ejemplo, Merleau-Ponty llega a decir, incluso que las propiedades geométricasy la significacióndel objeto son determinadas por ese sistema perceptivo en el cual el fenómeno lumínico es protagonista. Creo que la única manera de entender esta afirmación es dando por sentado que la realidad también esta constituida por una serie de apariencias, por lo que Merleau-Ponty definió como percepciones preobjetivas, que para el mundo por ejemplo, de la estética, son mas importantes que las plenamente objetivas. Las cosas finalmente son como las percibimos y las percibimos según como nos lo muestra la luz, así aquello que nos muestre no sea real y sin embargo, constituye, todo un mundo existencial, pleno y armónico.
Capilla Notre Dame du Haut, Ronchamp. Le Corbusier
Apuntes Bibliográficos:
DELEUZE, Gilles. “El pliegue. Leibniz y el barroco”.ED. Paidos. Barcelona. 1989
LYOTARD, Francios. “Lo Inhumano. Charlas sobre el tiempo”. ED. Manantial. Buenos Aires.
MERLEAU-PONTY, Maurice. “Fenomenología de la Percepción” ED. Fondo de Cultura Económica. México 1957.
1 MERLEAU-PONTY, Maurice. “Fenomenología de la Percepción” ED. Fondo de Cultura Económica. México 1957, Pág.347
[2]Ibíd. Pág. 343
[3]Ibíd. Pág. 343
[4]Ibíd. Pág. 340
[5]Ibíd. Pág. 345
[6]Ibíd. Pág. 352
[7]LYOTARD, Francios. “Lo Inhumano. Charlas sobre el tiempo”. ED. Manantial. Buenos Aires.
[8]DELEUZE, Gilles , “El pliegue. Leibniz y el barroco”. ED. Paidos. Barcelona. 1989
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